Campus Laredo Alberto Miguel 2008

Hace tiempo os comenté que en cuánto tuviese un poco de tiempo y aclarase las ideas, iba a hacer un resumen de lo que ha sido para mí el Campus Laredo Alberto Miguel 2008. Voy a intentar ofrecer una perspectiva totalmente subjetiva, así que todo aquél que quiera saber los ganadores de los concursos y demás que no dude en dirigirse a este enlace que allí encontrará todos los ganadores, agradecimientos oficiales y demás.

Primero de todo he de decir que, cuando me ofrecieron la posibilidad de formar parte del Campus no lo dudé ni un momento. En mi memoria quedaban restos de los campus en los que participé como jugador, y sabía que no podía dejar pasar la oportunidad de participar en este como monitor. Al principio tenía mis dudas, ya que tener chavales bajo tu responsabilidad era algo a lo que no estaba acostumbrado y no sabía cómo iba a resultar la cosa.

Pero empecemos por el principio. Los días previos al inicio del Campus fueron bastante movidos. Que si mueve estas sillas para acá, estas mesas para allá, delimitar los campos de juego (que nos quedaron que ni los del Staples Center), colocar las canastas (con algún que otro contratiempo…) etc. Todo ello era necesario, tenía que estar todo perfectamente preparado para el domingo.

Y llegó el día. Todos perfectamente uniformados y aseados. Yo iba deambulando de un lado para otro sin saber muy bien qué hacer o qué decir (para el que no lo sepa, soy bastante nervioso y tímido, aunque no lo parezca…o sí) hasta que llegó la presentación ante los chavales y como tenía que estar quieto y callado en una esquina pues…ahí me quedé. Tras las presentaciones, cada monitor se fue con su respectivo grupo. A mí me tocaron los Infantiles + Cadete Masculino, a muchos de los cuáles ya conocía de verlos jugar y entrenar en el equipo del IMD Laredo, y desde un principio ya vi que el Campus, al menos en los entrenamientos, iba a ser bastante entretenido…Después, la primera reunión de monitores…¿quién dijo que las reuniones son aburridas? Me fui a la cama con una extraña sensación. Por un lado, ya se atisbaba el cansancio de tener que preparar los entrenamientos y de levantarse pronto, pero por otro, el deseo de volver y empezar un nuevo día. Esta sensación, por ambos lados, fue creciendo exponencialmente según pasaban los días e iba conociendo a la gente, ya sean jugadores o monitores…y empezó el Campus.

Ahora voy a dedicar unas pocas líneas a hablar de los entrenamientos, y luego ya me centraré en “el otro Campus” (lo digo para el que se haya cansado ya de leer…)

Entrenábamos en total 3 horas. 1.5 horas por la mañana y 1.5 horas por la tarde. Acababa exhausto, sobretodo mentalmente. Repetir las cosas una y otra vez y otra…mandar callar, mandar flexiones, mandar correr…y a veces incluso entrenábamos. Beber agua, tirar a canasta, hablar a grito pelao…mandar callar, mandar flexiones, mandar correr…y a veces incluso entrenábamos. La pre-adolescencia es muuuuuuuuuuuuuy mala. Que no te sientes, que corras, que te muevas, que no le pegues, que no le insultes, que no me hables…y a veces incluso me reía. Porque sí, porque no lo has hecho bien, porque lo digo yo, porque aquí mando yo…y sin embargo te quiero. Al final se les ha cogido cariño…pero joder qué tropa!!!

Tres horas de entrenamiento… ¿algo había que hacer las otras 21 horas restantes, no? Que sí, que es un Campus de baloncesto, pero tampoco es plan de ponernos ahí como Oliver (el de Oliver y Benji), con el balón a todas partes. Que no os separéis, que os voy a castigar, que crucéis rápido, que no hagáis el bobo, que dejéis eso donde estaba…cinco…cuatro…tres …dos…uno…y todos a mi lado. En el fondo son majos…en el fondo del mar con una corbata de cemento (que es bromaaaaa, no os enfadéis…)

Venga va, tres minutos para beber agua y seguimos.

¿Ya estamos todos? Uno…tres…seis…siete… ¿y el qué falta? “Que le ha dado un apretón, que está en el baño…” Venga va, seguimos…

Estrenamos las actividades yendo a la playa (si no fuimos a la playa el primer día me da igual… por algo tengo que empezar) Bueno, es una actividad sin mucha complejidad, ir a la playa, ponerse el bañador, partiduco de fútbol y al agua. Como monitor, claro, había que estar pendiente de todo: que os pongáis a jugar, que no os tumbéis en la arena, que no saltéis desde las gradas del vóley playa (no comments) , que no os tiréis arena, que a dónde vas con esa piedra, que no se la tires a nadie… y así mañana y tarde. Estuvo bien la cosa, jugando al vóley, al fútbol, al “vamos a estar todos quietos en la toalla”… tuvimos suerte, e hizo buen tiempo, así que la playa fue nuestro hábitat durante varios días. Quizás el día más divertido fue cuando echamos el partido de fútbol contra las cadetes, por decir alguno, el resto de los días bien, normal.

Otra actividad bonita fue la de subir a la atalaya. Nunca me imaginé que se pudiese tardar tanto en subir. Por lo menos venía mi compadre Carlos Alberto conmigo y no se hizo tan duro. Allí nos echamos unas cuantas fotos, algunas de las cuáles podéis ver justo debajo de este párrafo. No si en las fotos parecéis hasta buenos… ¡Ah! Cuándo llegamos a la cima, nos encontramos con Marta y Fonso que también habían subido, junto a sus discípulas del Alevín Femenino, unas chicas la mar de simpáticas, lástima que justo bajasen cuándo nosotros llegamos, creo que también hay testimonios gráficos por ahí.

Y creo que ya no hicimos más actividades al aire libre… ah bueno sí, aquello de la capoeira y tal, pero como después fuimos a la playa pues no lo cuento. El resto fueron todas actividades “indoor” Un clinic de entrenamiento de Arturo Álvarez, bastante interesante. Otro clinic, esta vez sobre arbitraje, con José Andrés Bárcenas, miembro del Comité de Árbitros de Cantabria como ponente, en el que nos detallaba las nuevas normas que entrarán en vigor a partir de la próxima temporada. Y luego también tuvimos ocasión de jugar a la PlayStation y de ver unos videos de Alberto Miguel jugando con el Plus Pujol Lleida. Estuvo entretenida la cosa. También nos visitaron David Doblas, José Coego y Arturo Álvarez, que compartió entrenamiento con nosotros en varias ocasiones (y creo que todavía sigue vivo…)

Pero lo más divertido fue la hora de comer. Casi 50 niños allí comiendo, una auténtica locura. Increiblemente, ninguno vino quejándose de que se había manchado… eso sí que me daba mala espina. Y vale que no era un restaurante de ocho tenedores, pero joer, algo tardaban en comérselo todo. Las peores las chicas eh? De las alevines se entiende un poco más… pero las cadetes? ¡¡¡Que esos cuerpos hay que alimentarlos!!! Eso sí, la próxima vez no me van a engañar metiendo la comida en la servilleta… si te llego a pillar… En fin, que a veces estábamos dos horas para que las chiquillas se lo acabasen todo. Y a ver si el año que viene nos coordinamos más entre los monitores, que claro, unos permitían irse a los chavales, llegaba yo, les decía que no, y quedaba yo como el malo… es que a mí eso de que con comer sólo medio plato se podían ir no me gustaba mucho… otras veces había que ayudar a las cadetes a comerse las croquetas, bueno, es algo que se puede sobrellevar (qué raro, no se por qué pero asocio “comida del campus” a “las cadetes” siempre…) es que Arkaitz, no te comían nada (sin malentendidos por favor) La comida de los monitores ya era otra cosa. Porque claro, a las 14:30 que comíamos más o menos pues ya el hambre nos hacía comer hasta las mesas. Pero se llevaba bien, muchas risas entre nosotros y mucho cachondeo, con algo había que llenar el estómago… Otro recuerdo más para la saca… no sé cuántos van ya.

Y cuando caía la tarde, cuando los últimos rayos de sol aun iluminaban nuestros pasos y las aves diurnas dejaban su sitio a las rapaces de la noche… cuando nuestros cuerpos exhaustos apenas podían mantenerse en pie y cada partícula de oxígeno era inhalada con la misma rapidez que el gallo acude cada mañana al amanecer… cuando… bueno que me he rayado, a lo que iba. Al final del día tocaba… reunión de monitores. Qué decir. Me parece que todavía resuenan por la oficina las risas… hombre, ya cuando veías a la gente tirada por el suelo riéndose a grito pelao pues te parabas a pensar… y te volvías a reír porque era inaguantable. Ahora cada vez que dan las 20:00 no sé por qué pero me sale una sonrisa. La verdad que ha sido inolvidable, esos pequeños momentos no tienen valor, es imposible dárselo. Lo mismo que los de la comida, o cuando coincidíamos más de dos monitores… no me salen las palabras de verdad.

Como tampoco me salieron el último día. El día que todo tocaba a su fin. Cuando decidimos salir con pinturas de guerra a por ellos. Cuando hicimos la presentación final. Cuando dimos nuestro grito de guerra. Cuando entregamos los premios. Cuando recibí el premio a Monitor Revelación, un premio, que sin vosotros, que sin Enara, Arkaitz, Almudena, Fonso, Endika, Santi, Carlos Alberto, Marta, Ana, Bruno, Óscar (los 2), Igor, Luisma y Yubero no hubiese valido absolutamente nada. Había chicos y chicas muy muy majos en el Campus, pero si me tengo que quedar con alguien, me quedo con todos vosotros que habéis hecho de ésta una de las mejores experiencias de mi vida. Me quedo con las risas, me quedo con el Singstar, me quedo con esas noches… inolvidable. Cuando el domingo llegué a casa, y me metí en la ducha, habiendo acabado ya todo, no pude impedir que las lágrimas se mezclasen con el agua. De hecho, no sé si podré evitar que caiga alguna antes de que acabe este mega-post. No puedo evitar ser como soy. Sólo espero poder devolver en un futuro todo lo que me habéis hecho disfrutar esta semana. Gracias a todos.

Y creo que nada más. Sé que me ha salido muy largo, pero no quería dejarme nada en el tintero. Han sido unos días muy intensos, y si me he olvidado de algo o de alguien os ruego que me perdonéis.

Un saludo, espero que nos veamos pronto ;)

PD: y para acabar, como no podía ser de otra forma, una canción que ya es de mis favoritas…voglio vederti danzari, como le zingari del deserto…